jueves, setiembre 28, 2006



Sebastián evocó cuando había recalado en Máncora para restablecer los matices calidos de su paleta cromática interior, opacada por los largos meses de hospitalización. Ella había llegado para recuperarse de una intensa actividad profesional, luego de organizar una exposición itinerante de Arte Contemporáneo en varios Departamentos del país; así que los dos estaban agotados, Sebastián mas en el aspecto psicológico, Tesia harta de la mezquindad humana que habitaba hasta en las artes. Recordó la primera vez que la vio, fue cierto día en que había planeado tomar fotos con las primeras luces del alba.

Cansado por la larga caminata acomodo sus huesos en la tibia arena y,apoyado sobre la Palmera ubicada frente al point, se conecto a la música y también a un porrito mientras veía a las gaviotas planear bajo el cielo absolutamente azul. De pronto alguien ocupo el horizonte de su mirada, era Tesia; miro a Sebastián con cierto recelo mientras acomodaba prolijamente su Pareo de tonos ocres y con trazos tahitianos, pero indefinidos. Luego de unos instantes en los que vanamente intentó amaestrar al viento para aquietar la prenda, agarro resueltamente algunas piedras y las coloco sobre cada uno de los cuatro ángulos de su dominio; satisfecha, se dirigió hacia el Arrecife;fue entonces que empezó a sonar en el ipod: Angie.
Sebastián se entretuvo observando a Tesia brincar ágilmente de Arrecife en Arrecife; luego desaparecía, para aparecer nuevamente en su foco visual con el rostro sonriente, se notaba que lo estaba disfrutando y, porque no aceptarlo, él también. Pero cuando regreso de su expedición, al cabo de un largo rato para echarse a tomar el Sol, el rebelde Pareo ya había huido por obra de los Alisios que lo llevaron hacia la mar; lo cual (mas tarde habría de confesárselo a Sebastián) le pareció una total falta de cortesía de su parte el no haberlo impedido a tiempo, cuando le constaba que él se encontraba observando la escena. Tomo la prenda mojada y arenosa, y con las mismas se retiro de la playa meneándose altivamente, como las perfectas olas que abrazaban la orilla; por lo menos Sebastián ya no volvió a divisarla luego de la invasión que llego al cabo de unas horas, la cual también lo expulso de su cómoda ubicación; felizmente Sebastián coincidió con el ultimo día de estadía de aquella bulliciosa humanidad.

En la noche Tesia y él se estuvieron cruzando entre los Artesanos y los ansiosos visitantes, hasta que en una ocasión, confluyeron en el Puesto de una mujer que vendía justamente, Pareos. Reemplazando al ahogado- le dijo con sarcasmo Sebastián- exactamente, porque al parecer en estas playas no hay salvavidas lo suficientemente capaces- le respondió Tesia con una mirada guerrera-. Toucher¡- exclamo Sebastián tomándose el pecho en el lado del corazón- Tesia celebro el gesto y los dos rieron convulsivamente-.Terminaron cenando en el restaurante de un Italo-Alemán, bebiendo vino hasta que la magia Chamánica del Norte se fue apoderando de la noche.

Sebastián le comento sobre el descubrimiento de los Holoturios realizado por unos Biólogos peruanos, los cuales sirvieron en la formación de los Arrecifes de Máncora- Tesia lo escuchaba con expectante atención- éstos son unos organismos propios de los mares orientales, por ello lo extraño de su presencia en este lugar, y que tienen un gran potencial restaurador de las libidos erosionadas- seguro que ya te habías enterado, y por eso andabas brincando por ahí en la mañana- concluyo Sebastián observándola fijamente a los ojos negros y brillantes como la noche que se detenía- y luego rió hasta las lagrimas- Hey!, creo que hay cierto tío por aquí que lo requiere mas que esta jovencita- respondió Tesia, mientras se dejaba contagiar por la risa incontenible de Sebastián- Las miradas hicieron lo suyo, Sebastián pidió la cuenta, y la suave brisa salada los empujo hacia los sueños.

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