martes, octubre 23, 2007


Sebastián trasladaba su humanidad por entre las gentes que traducían ese andar propio de estos tiempos, aquella manera concebida por un colectivo educado por sus elites, en la prepotencia y la ventaja sin resquicios en la consideración por el otro, su semejante, pasajero y navegante en esta historia. Llegó al Café habitual para cumplir con aquel ritual casi neurótico de cada mañana, exánime y herido. Como siempre, la mesa numero trece se encontraba desocupada gracias, pensaba él, al carácter supersticioso de los parroquianos. El Diario delineaba el esquema contaminante que nutría la agenda nacional, casos de corrupción, improvisación y los presagios redundantes de algún Sociólogo sobre futuros levantamientos populares, lo cual le hizo recordar aquella idea de Fromm sobre el ser humano, como una entidad capaz de adaptarse casi a cualquier situación, hasta que de pronto, cuando las condiciones llegan a cierto límite intolerable, dejan de funcionar o explotan; la manifestación de la anomia que le dicen algunos científicos sociales. El aroma del café se entrelazaba con los cargados arabescos que producía aquel pequeño Habano, al que había vuelto para canjear la ansiedad de otros consumos; las densas argollas aterrizaban fantasmales sobre su mesa,lo que al parecer atrajo la atención de una joven de semblante despreocupado, adornada con pulcros dreads y sensuales piercings, que sostenía entre sus níveas manos, una edición muy ajada de Dharma Bums; reprimió la sonrisa que le hubiera alcanzado para no ser incluido en la etiqueta que seguramente se encontraba elaborando después del encuentro furtivo con su mirada.Paranoia preventiva-se preguntó- quizás, pero la frágil arquitectura que lo habitaba aquel día, le había congelado los músculos faciales.
De regreso a su casa-oficina, encontró un correo de Julian que le contaba haberse enterado que Tesia estaría en Máncora en la misma fecha en la que él arribaría. Quedo desconcertado intentando interpretar aquella extraña sincronía. Hacía mucho tiempo que no sabía nada de ella; una ligera transpiración lo inundó al lado de íntimos recuerdos que afloraron como un intenso flashback.Acomodó el Djembe entre sus piernas, y se abandonó al fluir de los sonidos graves y slaps, en cuyo trance se fue alejando de los oscuros senderos por los que el día transitaba.

2 comentarios:

Margot dijo...

Me tiene enganchada Sebastian con su ambiente y pensamientos.

Te robaría más de una frase, más de un párrafo... ufff

XIGGIX dijo...

Marga querida, las palabras estan alli, toma cuanto desees para que sigan vivas, no quisiera jamas que se llenaran de polvo en alguna estanteria...
te abrazo