jueves, octubre 12, 2006



De regreso a la casa de Julián, era evidente por las señales en la playa, que la reunión se había prolongado hasta hacía poco rato; la hoguera aun proyectaban calor del que brotaba crepitantes sonidos que se mezclaban con el rumor de la marea. Soledad se había quedado en el bungalow que le había asignado Sara, en la zona mas tranquila de la casa y con mejor vista al océano. Cuando se dispuso a subir al dormitorio que siempre le estaba reservado, aún cuando no estuviera en el Norte, encontró a Julián en la cocina perdido entre una ruma de frascos y pastillas sobre la mesa, la cual estaba dispuesta sobre un ángulo de la construcción que sobresalía, iluminado, casi hasta alcanzar el mar. Portaba un semblante adusto, que transfiguró pronto cuando vio a Sebastián alcanzar de un par de trancos el ambiente, como si le fuera necesario ocultar de quien era como su hermano, la angustia que Sebastián comprendía lo embargaba en aquellos instantes de voluntaria incomunicación, debido a la enfermedad de Sara. Su mirada había perdido aquel brillo que denotaba lucidez y esa extraordinaria pasión por la vida, que siempre lo había caracterizado. Sebastián disimuló y bromeo golpeándolo para hacerlo reaccionar, donde sabía que mas le dolía, lo cual comprobó cuando Julián, puteando, se levanto para perseguirlo alrededor de la cocina- ¡loco de mierda!- sabes que me jode que me golpees en ese preciso lugar- le dijo mientras lo tomaba del cuello, al tiempo que lo cuestionaba- donde carajo te llevaste a Soledad- le decía recuperando forzadamente el entusiasmo- no paso nada, solo caminamos y hablamos el tiempo que le quedaba a la noche- respondió Sebastián- luego añadió- que es esa mierda de enviar emisarios para sondear mis ánimos- Julián lo evaluaba desde el abismo en el había vuelto a caer otra vez- Bueno, Julián, surfeamos o sigues siendo el mismo perro de siempre- lo reto, mientras volvía a boxear con las sombras antes de abrazarlo fugazmente- cuando se apartaron, el sol que se filtraba por el techo de caña, refractó un ligero brillo en las pupilas de ambos amigos- Vamos cabro!, veamos quien se mete en el tubo primero-dijo Julián- mientras corría hacia la terraza- cuando se disponía a salir en su busca, Sebastián se dio cuenta que Sara había presenciado aquella escena desde el pasillo, lo miraba con dulzura y luego le lanzó un beso- Sebastián le contesto el gesto con un guiño, y salio para darle el alcance a Julián-

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