jueves, octubre 25, 2007


A los cuatro años, Sebastián fue abducido de aquel jardín en donde, entre follajes y lagunas componía los escenarios imaginarios de sus juegos infantiles, para, un tiempo más tarde, aparecer arrojado lejos de la seguridad y confianza que le proporcionaban la siempre cercana cálida mano de su madre, y la solidaridad a toda prueba de sus mascotas. Don Agusto, ejerciendo aquella tiranía paterna, había determinado que ya era el momento para que aquel crió, algo consentido, debiera asistir al Colegio. Fue así que, cierta mañana, lo bañaran a una hora inusual y lo ataviaran con un extraño ropaje, cuyos cortos pantalones exponían sus huesudas rodillas a la intemperie de aquel frió y gris invierno.Arrastrado entre las calles que bostezaban bajo la niebla típica de aquella zona cercana al mar, caminaba, era un decir,incómodo con aquel nuevo calzado de brillante armadura, y con el rostro esculpido con aquel gesto que sería la marca indeleble de su futura náusea.Al llegar a su destino impuesto, transpusieron el plomizo portón que constituiría la frontera de su libertad, y se vio envuelto en el epicentro de una pesadilla: un patio demasiado amplio colmado de otros niños que gemían desconsoladamente aferrados a las manos de sus madres y, en el otro extremo, unos personajes trajeados de blanco desde los pies al encéfalo, que tiraban del otro lado. Aquella generalizada conmoción, no pudo menos que arrancarle un par de insólitas gotitas que rodaron, sobre sus recién restregadas mejillas, hacia sus labios, a través de los cuales pudo catar por vez primera, la salada química de las lágrimas.Al final, advirtió que le tocaba su turno en ese secuestro masivo, cuando uno de aquellos seres mitológicos se les acercó, y acariciando su contraído rostro lo interrogó por su nombre, el cual invocó ayudado por su madre que, luego de intercambiar algunas frases con la lechosa dama, se alejo desapareciendo de su mirada por aquel sombrío portón, del que sus células espejo jamás le permitirían olvidarse.

3 comentarios:

XIGGIX dijo...

Hoy aquel lugar es la sede de la Universidad de Piura,!que meio!, antes fue el local donde funcionaba el Kindergarten y la primaria del colegio Maristas, Champagnat.

Margot dijo...

Jajaja, me hizo gracia lo del meio!!

Quién no recuerda aquel primer día... ufff, mama miedo!!

XIGGIX dijo...

expriencia traumatica, mira que siempre que paso por ahi, un sudor frio me acompaña...mmm