sábado, diciembre 08, 2007


Avanzaron sin que nada ni nadie se les opusiera, unidos por todas las artes, ciencias y creencias; sólo los guiaba la consigna surgida de la convicción en un nosotros como entidades planetarias dispuestas a correr el velo de la ignorancia y la desconfianza en el que, los clanes dominantes, habían sumido al pueblo para continuar sus propósitos mezquinos. Ninguno tomaría para sí, ni para los miembros de la Corte Bendita, cargo, título o gracia una vez trasmitido e impulsado el cambio; regresarían a los bosques comunitarios para, desde allí, seguir construyendo la visión unificadora por la vida en la que se nutrirían los que gobernarían la tierra, libres de las invisibles cadenas que el pasado, a través de sus paradigmas, trasladaban de generación en generación alejados de toda ética planetaria. Había sido una transformación silenciosa que convergió, dejando de lado las naturales y pequeñas diferencias, en un propósito mayor por asumir la sensatez sin prejuicios ni egoísmos en una tierra de abundancia, pero con gran parte de su pueblo sumido en la desorientación producto de la irresponsabilidad de aquellos que, impuestos o elegidos, los guiaron a través de la incertidumbre fomentada por las tradiciones de aquella Corte del Mal. Ahora, nadie los podría separar de su otro hermano, juntos en adelante, sin reservas, avanzarían seguros y sin exclusiones hacia el futuro, desarrollando la tierra legada, desde la más alejada de sus comunidades.

No hay comentarios.: