jueves, diciembre 06, 2007


Como todos los de su estirpe, xiggix siempre vagaba solitario entre los huertos, las aguas de aquel lago y del mar cercano de aquella tierra, los que un día, fueron vuelto invisibles los primeros, secado el segundo y separado de los acantilados el último por la fuerzas de la Corte del Mal, lo que motivó el lento debilitamiento de su cuerpo y el olvido del legado de su pueblo. Cierto día, guiado por un sueño y con el Cristal de Venus en su bolsillo, viajó hacia los bosques donde lo aguardaría la trilogía de aquellos seres mágicos que componen parte de la espesura; de pronto, en uno de los recodos de aquel sendero sin tiempo, se le acercó un grupo de buenos vecinos de la Corte Bendita que lo guiaron hacia una de las colinas en donde celebraban sus alegres danzas y cantos. La noche siguiente de Luna, lo llevaron hacia una de sus moradas subterráneas para participar en la prueba de las Siete Puertas de Fuego; en el punto central, cuando yacía desfalleciendo con el rostro pegado a la tierra y decidido ha abandonar aquel penoso ritual seguido de cánticos y percusiones, apareció la visión de aquella Llanura del Gozo cubierta de nieve, donde pacía, sereno, uno de sus animales tótem que otrora le fueron mostrados en el circulo indio; así, recuperado su ímpetu por la frescura de aquella imagen, concluyó, alejado del desasosiego, traspasando las puertas que se abrían sin resistencia. Al final, bajo la Luna entre el follaje, fue humectado su cuerpo desnudo con tibias aguas floridas; después de lo cual, caminaron en procesión hasta las aguas claras del río, donde descansaron sumergidos y acompañados por la blanca luz de aquel astro sobre el cielo infinito. Más tarde, cuando se disponía a dormir, escuchó indescifrables sonidos que llegaban desde el monte, muy cercanos y a la vez distantes, inubicables; casi etéreo y renacido, se quedó dormido. A través de sus sueños recordó a Cara de Sol, quien lo había instruido sobre música, los colores del arcoiris y la protección de los animales y plantas, antes de que aquel buen hombre fuera sometido por agentes de la Corte del Mal y reemplazado por la vieja Bruja que desterró a xiggix, ahora recordaba, de la Llanura del Gozo; en ese instante, logró evocar la ultima mirada de aprecio que le dirigió Cara de Sol cuando, impotente, era conducido por el hechizo que le impuso la astuta mujer. En la mañana, cuando despertó-pensó- ¿Habría sido todo tan sólo un sueño? Sin embargo, estaba convencido que para el año venidero, en las festividades que coincidían con el día de su nacimiento, debería volver por la ruta de aquel bosque, con un poco más de certezas en sus bolsillos.

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