martes, mayo 04, 2010


Avanzo entre el rojo y negro de mudas revoluciones flanqueando mis pasos, y percibo en el aire una tregua frágil bajo el silencio de éstos pasadisos teñidos de un claro oscuro frio que se filtra por la piel; me detengo, dubito sobre ese ángulo arbitrario desde donde la observo bebiendo un café; ella hunde un trozo de pan con el que seguro comparte el mismo crepúsculo de mañanas inciertas, y cobija en la mirada una cierta angustia como cuando se comparece ante esas autopsias del alma que se confirman en cada sorbo de aquel luto áspero, perpetuo; hay ahora una distancia ajena entre los dos, y sin embargo su palidez se torna cercana entre el paréntesis negro azulado que, como ave presagiando idus de marzo, se posan en éste abril; me mira, y es en esa equidistancia donde se funda la fugaz urgencia de un sinalagma que se quiebra frente a la desnudes de mi clandestina presencia; ella vuelve al interior de su exilio, yo, devuelvo mis pasos por los pasadisos donde cabalga un dolor zepia, imprescriptible, en cuyos ecos se denuncia la constancia de mi impostura.

1 comentario:

Mariangeles dijo...

Nada es casualidad y por esas cosas lindas que me suceden todos los dias te encontre magnifico escritor. Te he leido y no se cuan joven eres, me imagino que entre 25y 30? Tienes mucho talento y facilidad de palabra,sensibilidad y espero seguir leyendo tus futuras catarsis. Yo vivo fuera de Lima desde 1978 pero voy a Lima cada cuatro meses. He escrito un libro que se llama Luz de Almas Viejas, haz un google y busca algunos de mis escritos. Pronto publicare mi segundo libro "Los Sapos no saben leer"

Te seguire leyendo