lunes, octubre 23, 2006


Como es usual luego de un largo tiempo sin verse con alguno de los presentes, la reunión concertada por Julián para organizar la estrategia del nuevo negocio, comenzó entre bromas y preguntas sobre el paradero de otros amigos en común. Fue cuando Sebastián se percató del rostro de Julián marcado por la ansiedad, que dispuso formalmente el inicio de las conversaciones para la cual se les había convocado. Con Julián convinieron que durante el cónclave no se sirviera nada de alcohol, ni se permitiera el consumo de ninguna otra sustancia psicoactiva que enervara el sentido de las decisiones y compromisos que allí se tomaran. El primer punto de la agenda trataba sobre la decisión que debía adoptar cada uno para participar como socios o en otra modalidad dentro del esquema de negocios que con anticipación se les había provisto.

Después de largas consideraciones que duraron hasta el amanecer, convinieron en que todos participarían como socios, y que Soledad sería la responsable de los asuntos administrativos de la Discoteca más singular que se hubiera inaugurado en el país, concepto que no incluía la exclusividad como propuesta arcaizante y rígida. Se denominaría: “La Casa Noble”.

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