jueves, octubre 19, 2006


Eran casi las tres de la mañana y Sebastián no lograba conciliar el sueño; la conversación que tuvo con Soledad, le había boicoteado las sinapsis de una forma imposible de controlar. No podía dejar de pensar en la propuesta de Julián, y que Soledad defendía con optimismo: vender todos los negocios de Lima, incluidos los del Sur y el de la pesca, recientemente puesto en marcha con su amigo Mario y que prometía buenos réditos a corto plazo, aunque las practicas de negocios del Siciliano no lo hicieran sentir muy cómodo que digamos, pues en algunas ocasiones rozaba el límite de lo ético. Sería como apostar a una sola carta, siempre tuvo muy buena intuición para el Black Jack, aunque era conciente que los negocios no podían dejarse a la intuición o al azar simplemente, pues se estaría jugando todo su patrimonio material y profesional con aquella decisión.

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