miércoles, noviembre 29, 2006




María tenía que regresar a su Estudio; así que Sebastián le dijo que él volvería en taxi. Necesitaba un poco más de tiempo para orear sus pensamientos, para rozar aunque sea por un instante, los vestigios de una síntesis de vida que solo era, en este ahora, simples bocetos que se iban acumulando en los otros, como perspectivas difusas y parciales de conciencias que siempre iban un nanosegundo detrás o adelante de la hermenéutica que él realizaba sobre su existencia; siempre tarde o muy temprano para el encuentro; pero esos eran sus rollos personales, ahora debía de poner todo su esfuerzo para sacar adelante aquel proyecto que iba por buen camino. Aspiró aquella brisa metálica y enrumbó hacia la casa de Soledad que lo esperaba con los primeros diseños que había elaborado aquel Arquitecto, con el que surgió una verdadera empatía cuando lo conocimos el día de la comida con sus amigas publicistas, al que por esas casualidades del destino, también asistió Sofía.

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