lunes, noviembre 20, 2006


Más tarde se reuniría con “los sobrevivientes”. Julián ya había llegado del Norte con Sara y Soledad; acababa de llamarlo para verse y tomar unos tintos en el departamento de Soledad, mientras concertaban posiciones en relación con la junta convocada para el viernes con los compradores de las Acciones. El borrador del contrato ya lo tenía redactado y el Contador le traería mañana el Balance con los Estados Financieros e Inventarios cerrados al mes anterior; sobre el asunto de la compra del terreno, ya se habían puesto de acuerdo con el Abogado que representaba a los suizos, en cuanto al precio y demás condiciones, y la minuta de compra-venta ya estaba donde el Notario. Así que todo estaba caminando según lo planificado por Sebastián. Los mellizos, Jaime y Sergio no tardaban en llegar para adelantar con unos bates, pues a Sara y a Soledad les jodía el olor a canabis, y Julián fumaba poco porque argüía que le cosquilleaban las piernas. ¡Huevón!- le decíamos al unísono- lo que tu tienes es vejez prematura de tanto fumar tabaco activa y pasivamente con Sara, quien pese a su enfermedad, fumaba casi dos paquetes al día; y todavía tenía la ostra de hacernos la vida imposible cada vez que prendíamos un porro; por lo menos Soledad era coherente porque ella no aspiraba ningún tipo de humo.

Los primeros en llegar fueron los mellizos. "Los justos", vecinos de Sebastián, miraban con recelo a esos especimenes porque andaban tatuados desde el cuello hasta los pies y con una colección de piercing’s que en conjunto pesarían varios kilos; cada uno tenía un tatuaje que era parte de mitos africanos cuyos relatos simbólicos se complementaban en cada cuerpo. El artista que los tatuaba, conocido como “el ermitaño”, vivía en una cueva entre los acantilados y era parte del mito urbano, pues hasta se decía que había sido un Filósofo muy reconocido con estudios en Berkeley en los años sesenta, que habría quemado fusibles de tanto consumir LSD; incluso actualmente tenía la costumbre de tatuar bajo los efectos del San Pedro; era muy raro que te toparas con él, normalmente, si andabas de madrugada por los lugares claves de la ciudad, seguro que los pocos que lo conocían daban con el hombre y, si estaba inspirado y le caías bien, te hacía un tatuaje. Los mellizos eran sus protectores, y los tatuajes fueron realizados en el curso de unos diez años; los primeros se los hizo en cierta noche en la que fue rescatado, a puño y patada, del interior de una camioneta del Serenazgo que se lo llevaba. Así empezó su amistad y la propuesta de “el ermitaño” de tatuarlos siguiendo el desarrollo de esas historias tribales, como si el cuerpo de cada uno de los mellizos fuera un Tomo de aquella colección de mitos que evocaba el cerebro alucinado de aquel hombre.

Al llegar Jaime y Sergio, enrumbaron hacia el departamento de Soledad-Sebastián pensaba en la tremenda lata hasta La Molina ¿quien en su sano juicio se muda tan lejos del mar? Felizmente el reproductor de CD’s empezó a funcionar en el equipo de su auto, era medio temperamental, habían días que no andaba, sobre todo cuando recién estrenaba un nuevo disco; entonces, se iba directo al taller y cuando llegaba, el condenado funcionaba normalmente ante la mirada desconfiada del técnico. Los mejores Blues de B. B. King se escuchaban, mientras avanzaban por la vía expresa de Javier Prado cortando sus bellas curvas a una velocidad con la que siempre lograba un pacto tácito de silencio entre el grupo cuando manejaba Sebastián así de rápido.

Desde la calle observó la silueta de Soledad que se proyectaba en las cortinas; alguien que no la conociera, pensaría que aquel cuerpo pertenecía a una mujer de raza negra, pensó Sebastián al instalársele en el pecho un ligero cosquilleo. Cuando entramos se escuchaba la voz inconfundible de Björk que era la cantante preferida de Soledad. Se saludaron efusivamente como si hubiera pasado largo tiempo sin verse; pero en verdad, aquel camino que estaban empezando juntos, había construido un nuevo nivel en su amistad. Mientras se acomodaban, se encendió el ambiente al empezar con los comentarios sobre los resultados de las elecciones Municipales y Regionales. Para Sebastián y los mellizos, los resultados eran la confirmación de la caducidad de los Partidos Políticos tradicionales. Son unos impresentables decía Sebastián, para quien la República debía ser juzgada por delitos de lesa humanidad ante la historia; y es que después de casi 200 años hemos producido mas del cincuenta por ciento de la población en pobreza, y en el transcurso de dos siglos han fallado todas las instituciones políticas, judiciales, militares y policiales del país; que autoridad puede prevalecer para exigirme cumplir las leyes, solo por el poder de coerción que ejerce el Estado a través de la fuerza pública, puede hacerlas cumplir, mas no por el poder moral que debería encarnar un Estado democrático, civilizado y moderno; una secuela de gobiernos inmorales nos han gobernado y el resultado esta claro en el mapa que se ha configurado con los resultados electorales; de 25 Regiones, 21 las han ganado Independientes- concluyó Sebastián ante la mirada absorta de todos- ¡oe loco, para eso fumas¡- soltó el mellizo Marco- lo cual produjo la liberación de una carcajada generalizada, que distendió el ambiente algo tenso por la agresiva e insólita alocución de Sebastián.

No hay comentarios.: