viernes, diciembre 14, 2007


Se despertó con un clásico tono de blues en su espíritu, aunque sus sueños se habían visto invadidos con demasiadas imágenes que aun no decantaba, salió con mucho ánimo y pocas cosas por hacer en esa mañana soleada. De camino pasó al lado de la hija de una antigua vecina con la que sólo intercambiaban algunas miradas elusivas, nunca una palabra; tendría veinticuatro años a los más, calculaba él; muy delgada, con labios circulares y rosáceos que se destacaban en su pálido y ovalado rostro, siempre ausente entre aquellas cejas pobladas que dejaban su mirada en un paréntesis abierto de perpetuo asombro; aunque, en su deseo, hubiera preferido que tuviera el cabello largo, lo llevaba muy corto como si fuera un descuidado adolescente; total, pensó, uno es quien compone el paisaje, así que siguió avanzando imaginándola con un pelo algo más exuberante. Estaba seguro que algún día se juntarían sus soledades; en una tarde cualquiera, le propondría bajar a la playa para escuchar su voz entre aquel terco rumor de la resaca, mientras iría tocando, bajo la danza de las gaviotas, la melodía de sus esperanzas, no de su poesía, porque en ella dejaba su otra piel.

2 comentarios:

Margot dijo...

Ummm cómo me gustó ese comienzo, así me despiero yo algunas veces...

Buen finde, hermano!

XIGGIX dijo...

El comienzo? mnnn, pero el final lo puedes cambiar, nunca se sabe...
que tengas también un buen comienzo... y final de finde Marguis.