lunes, marzo 24, 2008


La partida demoraba en resolverse debido a situaciones propias de aquel juego de ajedrez que se desenvolvía sobre el tablero de sus particulares circunstancias; la muerte repentina de la hermana mayor, constituyó la pérdida de esa encarnación de la bondad y el amor incondicional a través de una especie de ascesis familiar que aquella mujer ostentaba frente al infortunio transformado siempre en aguerrida esperanza; sin embargo, Sebastián, acechando el curso de sus pensamientos, sentimientos y emociones durante todo aquel rito mortuorio que culminó en polvo, discernía sobre su interior un cambio de actitud frente a la realidad de aquella ausencia definitiva; siendo el menor de ese clan numeroso, notaba en sus mayores una cierta expectativa sobre la experiencia de su dolor, como si cada uno de ellos se sintiese ocupante observador tras el cristal de aquel transitorio sepulcro; era evidente que no obtuviesen las respuestas que esperaban, pues hacía un buen tiempo que tan solo compartían la básica estructura de unos cimientos donados por sus originarios constructores, lo edificado sobre aquellas bases, poseía la frágil arquitectura obtenida de la cantera de sus acciones u omisiones y, de las cuales, nada habría que resentir, solo cabía la aceptación. Desde otro ámbito, Camila lo había rodeado de responsabilidades profesionales: contratos de asesoría con plazos extensos se iban acumulando para su aceptación, así como un sin fin de llamadas y correos que lo instaban a reunirse para hablar sobre estrategias judiciales, todo ello intentando devolverle la confianza sobre un esquema de vida que él consideraba ya agotado en su reflexión y sin sentido vital para su existencia. Más tarde había aceptado, con renuencia, pasar con ella unos días en aquel ghetto sobre las arenas del Sur, como despidiéndose de aquel extenso verano; por lo menos auguraba una playa vacía de exultantes veraneantes, pues se encontraba en una disposición de ánimo encaminada hacia el reencuentro con una vocación metafísica que hubo de reconocer en forma insólita en medio de una conversación con Camila, fue como una visión en retrospectiva de su relación con la esencia fundamental que nos constituye como una coherencia que nutre la vida sobre el planeta, imposible de asir en conceptos tan solo racionales, era como una intuición integradora difícil de abordar y de la cual no se sentía en plena capacidad para transitar.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

conmovido

Margot dijo...

Las circunstancias siempre juegan sus propias bazas en contra de nuestros deseos, sí...

Todo sentimientos, Ixxgix...

un beso!

XIGGIX dijo...

Carlos, eres de corazón grande...

Margot, será así, o de pronto nos invitan a mirar de otro modo la realidad...

Gracias a los dos por estar